DISCURSOS Y FOTOS DEL ACTO
Notas en honor al Profesor Pedro Luis García Pérez.docx
OBITUARIO PEDRO LUIS GARCÍA PÉREZ.docx
Al profesor Pedro Luis García Pérez, de V.S.Puparelli.docx
PEDRO LUIS GARCÍA PÉREZ, IN MEMORIAM
Ilustrísimo Sr. Decano de la Facultad de Ciencias, Sra. Presidenta del CES y querida amiga María Jesús, familiares de Pedro Luis, miembros del CES, profesores y miembros de la comunidad académica de esta facultad y universidad, amigos del CES, amigos de la cultura aquí presentes, buenas tardes y gracias por vuestra presencia.
El Centro de Estudios Salmantinos es una Institución de ámbito provincial, que costa de 40 miembros Numerarios, y un número indefinido de Honoríficos y de Correspondientes. Entre nuestros miembros hay muchos profesores, por supuesto, de la universidad o no, de las más variadas materias (filologías diversas, geografía, historia en toda su amplitud, historia del arte, derecho, medicina, geología, matemáticas, químicas, musicología, ciencias de la educación, etc.) pero también hay miembros de otras profesiones, arqueología, arquitectura, ingeniería, biblioteconomía, dirección de museos y de archivos, periodismo, así como artistas. pintores, escultores, fotógrafos, poetas, etc. y seguro que olvido alguno más. Con ello quiero decir que en el CES está representada de alguna manera la sociedad salmantina en su conjunto y, por tanto, este acto de homenaje a Pedro Luis puede ser considerado como un reconocimiento de Salamanca a su labor investigadora y educadora.
Conocí a Pedro Luis un poco a intervalos, primero como mi profesor, y después como compañero en los años en que estuve aquí dando clase, salvando la distancia que entonces había entre un catedrático y un ayudante como era yo. Por tanto, no puedo presumir de haber sido AMIGO de Pedro Luis, además que siempre le vi como “muy arriba”, o sea, un profesor de mucho prestigio (también era alto, elegante y bien plantado) pero creo que le traté lo suficiente para poder dirigir aquí unas palabras en su memoria, como miembro que fue del CES en calidad de Honorífico.
El año 1969 era yo estudiante de Preu (Preuniversitario) y mi profesor de Matemáticas me animó a presentarme a la Olimpíada Matemática, una prueba en todo el distrito universitario de entonces (Salamanca, Ávila, Zamora y Cáceres) y tuve la suerte de resultar ganador (no porque hiciera bien los problemas, creo, sino porque los demás lo hicieron peor, era una prueba muy dura). Total, que eso de ser “olímpico” me daba derecho a una beca (bastante cuantiosa, 22.000 pesetas anuales) siempre que estudiase Exactas, que en Salamanca no había. El primer curso universitario de Ciencias se llamaba Selectivo (en letras creo que eran dos cursos de Comunes) y yo hice el Selectivo ampliado, el año 1970, con Física, Química, Cálculo, Álgebra, Biología y Dibujo Técnico, que me serviría para todas, todas, las carreras de ciencias, por si acaso. Porque no tenía claro qué iba a estudiar. Y hete aquí que el curso siguiente, 1971, la universidad de Salamanca estrenaba una nueva especialidad, entonces llamada Ciencias Exactas. Así que no tuve opción, me matriculé en Exactas, ya en segundo de carrera, ¡éramos la primera promoción de una nueva titulación! y yo pude disfrutar de mi beca. Vinieron catedráticos de fuera, jóvenes y entusiastas, entre ellos D. Pedro Luis García Pérez, G-Pérez para los alumnos. A mí me parecía mayor, era nada menos que catedrático de Geometría y Topología, había sido profesor en Venezuela, en Madrid, en Barcelona…. Pero solo tenía ¡¡33 años!! Era licenciado en Físicas y doctor en Matemáticas con la tesis “Geometría simpléctica en la teoría clásica de campos”. Casi nada.
A nosotros nos dio clase en segundo curso de Geometría Proyectiva y ya nunca más le tuve de profesor. Era una asignatura bonita (las Matemáticas me resultan bellas y elegantes), quizás porque Pedro Luis explicaba bien, era claro y ordenado, su letra inteligible en la pizarra, y nos hacía navegar, como buen capitán, por espacios multidimensionales como si tal cosa, incluso desembarcar allí en el hiperplano del infinito, desde donde se veían las superficies cuádricas en su totalidad, para clasificarlas y entenderlas: esta es un paraboloide, esta otra un hiperboloide reglado… y movía los brazos para describirnos esos cuerpos geométricos, como si los acariciase.
Con el tiempo, los alumnos comprobaron que las asignaturas que explicaba Pedro Luis se aprobaban si las estudiabas. La teoría estaba clara, bien explicada, y los problemas en los exámenes eran asequibles. No hacía falta encomendarse a la rana de la fachada rica para aprobar. Además, nosotros tuvimos suerte en aquel curso “de iniciación”: D. Pedro Luis faltó unos días a clase. Como delegado de curso que era yo (más que nada porque nadie más quiso serlo, eran tiempos revueltos), me enteré de que había tenido una hija y propuse enviar un ramo de flores a su mujer, al hospital. La colecta fue generosa y el ramo, espléndido. A los pocos días volvió a clase y nos lo agradeció muy emocionado, desde luego no se lo esperaba. Recuerdo que le dije, como delegado, algo así como: “Bueno, D. Pedro Luis, está usted en Salamanca, y aquí todos somos una gran familia, enhorabuena de parte de todos nosotros”. Creo que aquel año nos subió la nota… No es de extrañar que aquella niña, con esos antecedentes, sea ahora Profesora Titular de Estadística e Investigación Operativa en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
De aquel tiempo tengo recuerdos divertidos con el profesor D. Pedro Luis, como cuando se enfadaba (con gran regocijo nuestro) si el conserje nos echaba del aula al terminar la hora: los de Exactas teníamos solo un aula propia y la clase de D. Pedro Luis tenía lugar en otro departamento de Químicas; al cumplirse la hora se asomaba un bedel por la puerta y gritaba a pleno pulmón “La horaaa”, porque después había otra clase. El teorema quedaba a medio demostrar y la pizarra llena, vectores arriba, vectores abajo, matrices numéricas enormes, y al día siguiente tenía que volver a empezar para retomar el hilo. D. Pedro Luis se enojaba y golpeaba el suelo con sus zapatos impolutos, pero comenzaban a entrar nuevos alumnos y teníamos que irnos. Al día siguiente, volver a empezar. Claro, después de la segunda sesión, salíamos con el teorema aprendido.
El aula y los despachos de la sección de Exactas estaban SOLO en la última planta del pabellón oriental del actual edificio de Químicas, pero D. Pedro Luis tenía su despacho lejos, en el sótano, creo que para tener tranquilidad y sosiego en sus investigaciones. Con el tiempo supimos que trabajaba sobre temas de Física-Matemática, que asistía a congresos internacionales y participaba en grupos de trabajo de ámbito mundial. Una novedad en la facultad. Años más tarde, fue director del Departamento-Sección de Matemáticas, Decano de la Facultad de Ciencias (1990-1996), y otros muchos cargos en esta Universidad.
Leo algunos datos de su curriculum y títulos académicos, según la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales:
En 1981 formó parte de la Comisión negociadora del Acuerdo Complementario de Cooperación Científica y Técnica entre los Gobiernos de España y Venezuela. Fue presidente de la Real Sociedad Matemática Española (1982-1988), presidente de la Confederación Española de Centros de Investigación Matemática y Estadística (CSIC) (1984-1989), Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1988-2008) y Director Comisario de la E.T.S. de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Cartagena (1998-2000). Asimismo, fue director de la Cátedra "Almirante Martín Granizo" del Convenio CESEDEN-Universidad de Salamanca (1994-1998) y miembro de los Consejos Académicos de la Academia de Policía de Ávila y de los Estudios de Aviación Civil de Salamanca (1990-1996). Premio 1977 de la Sección de Exactas de la Real Academia de Ciencias, y Socio de Honor de la Real Sociedad Matemática Española (2015), estuvo en posesión del Víctor de Bronce al Mérito Profesional, y la Medalla de la Orden de Andrés Bello de la República de Venezuela.
En 2008 fue nombrado académico de número de la Real Academia de Ciencias, con la medalla 51, y su discurso de recepción versó sobre “La naturaleza variacional de la ley física”. Pasó a supernumerario en 2020. Es de los pocos profesores de la universidad de Salamanca que ha sido miembro de número de una Real Academia nacional.
Por lo que respecta a sus publicaciones en revistas especializadas nacionales e internacionales y volúmenes colectivos, la lista podría ser interminable. Su investigación se ha centrado en la Geometría Diferencial y sus aplicaciones a la Mecánica Geométrica, Física Matemática y Física Teórica, temas sobre los que ha publicado más de 50 trabajos. Investigador Principal en 14 Proyectos de I+D subvencionados, ha sido conferenciante invitado en numerosos Congresos Internacionales, destacando su pertenencia a los Comités Científicos de los más de 20 congresos anuales sobre "Métodos de geometría diferencial en Física Matemática” (Differential Geometrical Methods in Mathematical Physics), celebrados en diferentes universidades europeas y publicados en la revista “Apuntes de clase de Matemáticas” (Lecture Notes in Matematics,), la publicación matemática más prestigiosa del mundo, de la editorial Springer (dos de ellos celebrados en Salamanca): volúmenes 836 (1980) y 1251 (1987), de los que fue Editor. Asimismo, fue organizador en Salamanca de la Conferencia Internacional “Nuevas aplicaciones de la teoría multisimpléctica de campos”, (New Applications of Multisymplectic Field Theory) (1999) y de la Tercera Conferencia Iberoamericana sobre Geometría, Mecánica y Control (2012). Director de varias tesis doctorales y evaluador de numerosos trabajos científicos y proyectos de investigación, ha sido profesor visitante o investigador en las universidades de Coímbra, Turín, Florencia, Carabobo en Venezuela, Simón Bolívar, Puerto Rico, Autónoma de México, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y Centro Internacional de Física Teórica de Trieste. Ha pertenecido a los Comités Editoriales de varias revistas matemáticas internacionales, de las que destacan la Revista Matemática Iberoamericana y la Revista de Geometría y Física, (Journal of Geometry and Physics), de los que ha sido miembro fundador.
Hemos de destacar entre sus principales colaboradores a los profesores de esta Facultad Antonio Pérez- Rendón y Jaime Muñoz Masqué.
Según resume el profesor Hernández Ruipérez, también catedrático de Geometría y Topología en esta casa, alumno y después colega de Pedro Luis, decano, exrector de la USAL, y miembro Correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en una necrológica publicada en La Gaceta de Salamanca con motivo de su fallecimiento: “De su dilatada y profunda investigación, siempre en el campo de la Geometría Diferencial y sus aplicaciones a la física, pueden destacarse en su primera fase contribuciones a la formulación geométrica del cálculo de variaciones, la Geometría Simpléctica de las teorías clásica y cuántica de campos, o la teoría de álgebras gauge en relación con la curvatura. Con posterioridad, Pedro Luis ha trabajado en la estructura infinitesimal de las ecuaciones de Yang-Mills, en problemas variacionales de orden superior, en hidrodinámica relativista, en diversos aspectos del cálculo variacional con ligaduras, integradores variacionales en ciertos problemas discretos, reducción de Euler-Lagrange y muchos otros temas”. Gracias, Daniel.
Libros:
The Poincaré-Cartan invariant in the Calculus of Variations. (1974)
Tangent structure of Yang-Mills equations and hodge theory (1980)
Differential invariants on the bundles of g-structures (1989) con Jaime Muñoz Masqué.
Quiero destacar que también se preocupó por la enseñanza de las Matemáticas en niveles pre-universitarios; de hecho, acudió varias veces a las participaciones en las Olimpíadas, tanto en la fase nacional como en la iberoamericana.
De hecho, en todas las webs que he visitado buscando información sobre él, no he encontrado ningún comentario negativo, ni tan siquiera neutro sobre su trabajo docente; todos son positivos (en estos tiempos de los fake).
Pedro Luis nació en Cartagena en 1938 y, aunque vivió casi siempre lejos de su ciudad natal, tenía allí sus raíces y pasaba allí parte de sus veranos. También fue una personalidad reconocida en su tierra, lo cual comprobé con sorpresa, sorpresa por ambas partes. Resulta que yo hice el servicio militar como soldado, porque suspendí el examen psicológico necesario para ir a milicias, el único suspenso de mi vida. Mi destino en la mili fue Cartagena, en una batería de costa cerca de la ciudad. Entre las rocas estaban escondidos los cañones y los polvorines, y allí mismo había una cala o playa privada, muy pequeña y recogida, donde iban a bañarse en verano los altos mandos del ejército y la política. Yo estaba en la oficina (donde daba clases de matemáticas al sargento que opositaba a un ascenso) y desde allí el sargento me señalaba con orgullo las autoridades que llegaban: “mira, el alcalde, el gobernador, el coronel Fulano, el general Mengano, el almirante Zutano, y…. ese no sé quién es”. Miré yo a través de la ventana, y, caray, ¡pero si parecía D. Pedro Luis! Bueno, pensé, será un parecido... Pero al día siguiente volvió y me fijé más: era él sin duda; tampoco me extrañó mucho porque yo ya sabía que era de Cartagena. Salí y le llamé. Se quedó perplejo. Me presenté y creo que me reconoció por la voz, no por mi atuendo: “pero bueno, señor Sierra, ¡qué sorpresa!” Enseguida se ofreció a buscarme un destino más cómodo, pues tenía contactos con altos mandos -sin duda, estar allí me lo demostraba-. Por cierto, que, desde entonces, el sargento me trató con más respeto… Vi a D. Pedro Luis varias veces más aquel verano, siempre muy amable. Más adelante he sabido que había sido distinguido con las Cruces del Mérito Naval, Militar y Policial de Primera Clase con Distintivo Blanco y que en Cartagena era una persona muy reconocida. Fue el primer Director-Comisario de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación, a cuya puesta en marcha contribuyó de forma decisiva (1998-2000).
Con el tiempo, seguí trabajando en mi instituto, el Lucía de Medrano, donde tenía plaza fija, y en la Facultad de Farmacia, donde impartía Matemáticas como profesor Encargado de Curso. Por ese motivo, solo veía a Pedro Luis en la Juntas del Departamento y poco más. Luego hice una tesis doctoral en Bellas Artes, dejé la Facultad de Ciencias, porque era un lío de trámites, permisos, compatibilidades, horarios, y me dediqué a la enseñanza media y a otras actividades culturales y artísticas. Hasta que…. me lo encontré de nuevo en un Pleno del CES como miembro Honorífico. Otra sorpresa, sobre todo para él (yo ya estaba en la Junta Directiva como Tesorero y sabía que estaba nombrado). Asistió a varias sesiones, tenía amigos en el CES, cómo no. Pero un buen día me dijo que no volvería, porque le habían diagnosticado una enfermedad degenerativa de esas incurables; y así fue como dejé de verle.
No voy a presumir aquí, como ya dije antes, de haber sido gran amigo de Pedro Luis, ni de haberle conocido humanamente en profundidad. Pero sí lo suficiente para saber que, además de un gran matemático y profesor, era un hombre fiable, de palabra, sin malicia; recto, muy trabajador, puede que aparentemente distante, pero quizás para disimular la vulnerabilidad que tienen las personas bondadosas. Era muy elegante, de caminar marcial y firme, de aspecto impecable y pulcro, su abundante cabello siempre bien peinado; muy, muy educado (una vez fui a su despacho como delegado de la Sección de Matemáticas, - no por gusto…- y él estaba trabajando en mangas de camisa; se levantó, se puso la americana, me ofreció asiento, en fin, me hizo sentir importante). Y, ya digo, así como se le veía desde fuera, era por dentro.
Hace unos días empecé a diseñar (es parte de mi trabajo en el CES) la tarjeta-invitación para este acto académico y recordé el bonito grabado de Durero cuyo título original es Melencolia I, donde un ángel, muy concentrado, con un compás en la mano, traza dibujos geométricos; en el suelo se ve un poliedro, una esfera, un cuadrado mágico en la pared y, otros elementos matemáticos esparcidos por todo el entorno. Elegí un detalle central de ese grabado para el fondo de la tarjeta: qué mejor que un ángel estudiando geometría, para honrar la memoria de un gran geómetra, Pedro Luis García Pérez.
Muchas gracias.
Vicente Sierra Puparelli
Tesorero del CES






Fotos de José Luis Yuste